El periodismo colaborativo como clave para enfrentar la desinformación

Aos Fatos y Verificado 2018 son dos iniciativas de fact checking en América Latina. Periodistas de estas propuestas profundizaron sobre los desafíos que implica llevar adelante un proyecto de verificación del discurso público y chequeo de noticias falsas en las redes sociales durante las elecciones.

Carlos Dileo

Integrantes de Aos Fatos de Brasil y Verificado de México destacaron la importancia del periodismo colaborativo y el trabajo en las redacciones para encarar un proyecto de verificación del discurso público y monitoreo de noticias falsas de cara a las próximas elecciones presidenciales en el país. También remarcaron la importancia de WhatsApp como “un canal de verificación” tras convertirse en en uno de los principales medios de “proliferación de información falsa” en la actualidad.

Las periodistas Ana Rita de Aos Fatos y Alba Mora Roca de Verificado 2018 abordaron la incidencia de las fake news en la intención de voto durante los procesos electorales en América Latina, y repasaron el impacto que tuvieron ambos proyectos de verificación del discurso público durante la charla “Casos de éxito para combatir la desinformación”, organizada por Media Chicas, en las oficinas de Google Argentina.

“Información clara entre tanto ruido” fue la premisa de Verificado. Una iniciativa que duró cuatro meses y contó con la participación de más de 90 aliados entre ellos, medios de comunicación, universidades y ONGs, que colaboraron en la producción de notas periodísticas, campañas audiovisuales y contenido para redes sociales que desalienten la desinformación durante el proceso electoral en México.

El núcleo más activo de Verificado trabajó en una redacción y se contrató a 18 colaboradores donde comenzaron como una agencia de noticias que distribuye notas escritas a otros medios de comunicación. Luego, se dividió en dos sectores: Fact Checking y Verificación —producción de notas chequeadas— e Innovación y Multimedia —contenido multimedia de alta calidad para redes sociales—.

Roca, encargada del área audiovisual de AJ+ en español, contó que además de la creación de notas periodísticas, también se realizó la producción de “contenido con formato vertical” adaptado a la app de mensajería WhatsApp.

Para la verificación del discurso se basaron en la metodología de El Sabueso, que cuenta con la certificación de fact-checker de la Red Internacional de Fact Checking del Instituto Poynter.

El storytelling, creado a partir de la experiencia de AJ+, fue volcado en diferentes piezas como infografías o videos explicativos para redes sociales con la intención de generar un mayor interés de los usuarios por conocer la verdad detrás de los rumores o las noticias falsas, y a la vez, aprender cómo detectarlas y chequear su veracidad.

“Los retos del proyecto fueron apuntar a una audiencia más joven; romper la burbuja del círculo rojo del fact checking, es decir, salir del esquema tradicional de la producción de noticias escritas en la web; y generar contenidos transmedia que no solo produzcan la interacción dentro del ecosistema digital sino que también llegue a los medios de comunicación tradicionales y a la sociedad civil”, detalló Mora.

La verificación del discurso público en WhatsApp se convirtió en un trabajo “super intensivo” porque se requirió de un mínimo de dos o tres personas que realizaban entre cuatro o cinco verificaciones por día a demanda de los usuarios a través de su línea directa en WhatsApp. Estados, gifs y memes son recursos que también se tuvieron en cuenta en Verificado. “Los memes los tomamos muy en serio porque son productos de consumo masivo”, enfatizó.

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Aos Fatos nació en 2015 para “buscar la verdad en la política” en Brasil. En los últimos cuatro años realizaron 1800 chequeos sobre los discursos de figuras públicas y las noticias falsas en las redes sociales y los medios de comunicación. Cuentan con una redacción conformada por periodistas, editores y colaboradores en Río de Janeiro y Sao Paulo.

El foco del trabajo se encuentra, sobre todo, en Twitter donde se creó el bot Fátima para “exponer a los ciudadanos a información de calidad” de forma interactiva y con un “factor pedagógico”, es decir, que enseñe cómo verificar si una noticia o rumor en las redes sociales es verdadero o falso.

Un trabajo que significó “desafíos periodísticos” desde buscar nuevas ideas adecuadas para “la migración de los usuarios de redes sociales a las apps de mensajería” —un hecho que dificulta la labor periodística por los retos que implica— hasta la interacción frente a las sugerencias o dudas que les plantean desde el chatbot.

Además, las últimas elecciones en Brasil representaron “un monitoreo continuo” ya que se analizaron las declaraciones de los políticos a través de una metodología de siete pasos donde se categoriza a la declaración en verdadero, impreciso, exagerado, contradictorio, insostenible, distorsionado o falso.

La meticulosidad de revisar errores en los chequeos y corregirlos, la pronta respuesta a las inquietudes de los usuarios y el análisis del consumo de noticias falsas que circulan en el ecosistema digital son algunos de los factores que son parte del concepto de transparencia que profundizan en su metodología de trabajo.

Sobre el rol que ocupan las instituciones gubernamentales, Rita, editora de Aos Fatos comentó que “el gobierno brasileño aún no está preparado” para los tiempos del periodismo, y menos para el de las redes sociales. También argumentó que hay “un uso partidario” de las fake news ya que estas significan “una disputa del poder económico” por parte de los medios de comunicación y los partidos políticos.

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CSD-SAM

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