A la mañana volví a ver la imagen sobre la que trata esta nota, esta vez en un post de Cora Gamarnik, una investigadora de la fotografía muy valorada:
Una foto cenital sacada, obvio, con un dron. Bueno, obvio, bah, mejor chequearlo. Pregunté:¿Es una foto hecha con un dron? En ese caso está bueno conocer cómo fue la operatoria y cómo trabajó el fotógrafo para darle el valor agregado. Una foto así, pensé al mimsio tiempo, no era imposible hace unos pocos años.
Cora estuvo bien y le pidió al fotógrafo si no quería contarnos un poco. Al rato, el autor contestó:
Después lo llamé por teléfono, me contó que trabaja en el Centro Cultural San Martín, y que fue a la marcha del miércoles con una convicción, o con dos; con un objetivo y también con una corazonada.
La marcha iba a ser histórica, la Plaza iba a explotar.
Cada tanto hay que trazar una línea en la historia: esta vez era una de esas veces.
Iba a sacar una foto con un resultado preciso: “una imagen que tenía en la cabeza hacia varios días”.
Y que se iba a viralizar.
Me contó que hace un año trabaja con drones,que tuvo uno antes y ahora usa un DJI Mavic Pro. Es un artefacto chino que tiene las prestaciones que en un simpático español nos describe en este video:
Una nave muy práctica, de tamaño, chico y brazos retráctiles; la que el miércoles 10 sacó la foto más impactante de la marcha contra el 2×1 a los represores.
Bueno ¿Quién sacó la foto?
“Por supuesto que fui yo. Era una imagen que tenía pensada antes de ir. Después estaba volando y viendo la imagen en una pantalla hasta que logré el encuadre que quería: la Plaza desde la Pirámide hasta el Cabildo. Es una foto de la Revolución de Mayo. Y estamos en mayo. Busqué un paralelismo histórico”, explica el fotógrafo.
Así (horizontal) vio el autor la imagen en el momento en que sacó la foto:
OK, es fotógrafo profesional, está en ARGRA, la asociación que los nuclea. “Pero ahi también actué como realizador de cine.”. Con el dron, en la marcha, también filmó video, para colaborar con un proyecto de un documental que están haciendo unos amigos.
También es “piloto de dron” (hay que dejarlo entre comillas porque la denominación formal es otra) registrado ante la ANAC, la Administracion Nacional de Aviacion Civil, que fija responsabilidades a la hora de operar estos aparatos. Por ejemplo, la altura, un máximo de 120 metros, y 80 metros cuando hay gente abajo.
Acá está Barbitta operando su dron:
Hay cuestiones que todavía no están regladas pero que Barbitta cuida para que no ocurran desgracias. Usar, por ejemplo, unos “atenuadores de riesgo”, que se colocan en las hélices para evitar que el artefacto caiga si golpea contra algo. Puede pasar, aunque es raro, porque el sistema de GPS que se usa para los drones es bastante confiable.
“Algo” puede ser otro dron, y ahí Barbitta explica que esto es parecido al tránsito: “Podés estar volando bien y alguin te puede poner”.
En la marcha vio unos 10 drones dando vueltas y vueltas en el aire.
El suyo, durante la marcha, voló unos 80 minutos, el tiempo que permiten las cuatro baterías que tiene el fotógrafo.
Acá está el artefacto, durante una prueba:
La foto mágica de la marcha fue primero a Instagram, y después a Twitter y a Facebook. La intuición no falló: apareció en todos lados,
Eso, que sepamos, es un dato.
“El objetivo principal fue mostrar la masividad de la marcha, por eso me alegra que haya circulado así. Soy activista de los derechos de autor y me enoja cuando alguien se adjudica fotos mías, o cuando un profesional no se preocupa por mencionar la fuente. Pero estoy en contra de usar la marca de agua, porque es contradictorio ¿Cómo voy a manchar lo más importante, que es la imagen? Prefiero pelearme con gente antes de hacer eso.”
El dron, dice, es un accesorio ¿De la cámara? No: del fotógrafo. El dron no hace fotos. “Es como cuando alguien de tu familia te decía: ‘no sabés que bien que saca fotos esta cámara’”, compara Barbitta.
Pero, lo justo es justo, “hay que decir que los chinos ayudaron bastante para que yo tuviera esta imagen”.
