De la transmedia a los robots: 10 claves para entender una mutación

El cambio de paradigma en la forma de consumir noticias gestó nuevos nichos de producción que demandarán otras habilidades para el trabajo periodístico. Pero también estableció algunos cimientos conceptuales. La autora de _Pantallas. Cómo entramos y salimos de estos espejos oscuros donde el valor de la información domina nuestros consumos_ los analiza en esta nota para _El Cruce_.

Alba Piotto

Pantallas… es un libro inestable, por lo variable y mutable que significa el impacto de la revolución digital en todos los aspectos de nuestras vidas. Fue como escribir sobre el movimiento… Es apenas sacar una foto. Y este ensayo bien puede ser sólo una foto; hoy, quizás, algo pixelada, por la velocidad que lleva. Sin embargo, es posible pararse y observar lo que produce ese tránsito en la búsqueda de los medios tradicionales por reconvertirse. Un work in progress que llevará su tiempo.

El cambio sustancial en la manera de consumir noticias que devino con las nuevas tecnologías, hizo que el modelo de negocio estable y sólido con el que las empresas lucraron durante décadas, haya quedado tambaleando. Hoy, los medios se enfrentan a una realidad inusitada: compiten con los gigantes Google y Facebook por la publicidad; y a su vez, necesitan de esas plataformas para el tráfico de los contenidos que producen.

El cambio de paradigma, no sólo produjo nuevos nichos de producción que incluso demandará nuevas habilidades, aun no definidas para el trabajo periodístico.
También, el nuevo paradigma estableció algunos cimientos conceptuales que me parecen interesantes.

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1.El concepto “mobile first”. Los teléfonos móviles son la principal pantalla por la que corren las noticias. Las personales, por supuesto; pero en lo que nos ocupa en este artículo, los smartphones se convirtieron en el dispositivo por donde los usuarios y consumidores se informan y también se convierten ellos mismos en emisores. De modo que se trata de captar a las audiencias en ese terreno.

2.El concepto de “moving content”. La información es portable y móvil. En una década, se pasó del predominio audiovisual al digital, y de la conectividad a la movilidad que afectan la vida social de los usuarios. La información, el entretenimiento y la comunicación se mueve sin diferenciaciones de espacios o campos. Sin embargo, este capital tecnológico opera en la brecha digital. Si decimos que cada dispositivo contribuye a transformar nuestro modo de comunicar, el objeto material (una innovación tecnológica) se transforma en un objeto político en cuanto a la igualdad de oportunidades y las dinámicas sociales que genera.

3.Las audiencias determinan sobre qué y cómo quieren informarse. Y esto es un cambio radical: el modelo informativo “one-way communication and message control no longer exists”, determinaron Hutchins y Tindall, en 2016. Apuntaban al cambio cultural que existe en la web donde la dinámica es participativa. Así, ya no son los medios tradicionales los que nutren de noticias y producciones que ellos mismos –y sus líneas editoriales- imponen. Según Vanina Berghella, directora ejecutiva de FOPEA, esto “no solamente impacta en la agenda mediática y en la forma en que ahora deben distribuir sus recursos los medios, sino que transforma la tarea periodística y el modelo de producción de contenidos en todas sus instancias”.

4.Usuarios participativos. Viene de la mano del punto anterior. Los nuevos usuarios/consumidores tienen factores heterogéneos: atención fragmentada, consumen y navegan de manera transversal (sitios informativos, redes sociales, blogs, etc), son colaborativos, sociales y demandantes en cuando algo les interesa. Están hiperinformados y conectados. Por otro lado, cada usuario es un emisor de contenidos audiovisuales. Y esta participación da espacio a una suerte de open news room donde el periodismo se vuelve colaborativo con una comunidad de seguidores/usuarios/lectores. Un mundo totalmente nuevo.

5.Nuevas redacciones. Las redacciones cambiaron. Todos los medios sufrieron antes o después, en mayor o menor medida, un cambio de paisaje no sólo físico, también humano. Las empresas hicieron un recambio generacional y se incorporaron nuevos profesionales con habilidades que requiere la era digital. Nuevos nichos para comunicar. Basta ver el croquis (está online) sobre cómo se rearmó_ El País _ de España en torno a su edición online, y ver qué espacio físico ocupan sus productos gráficos (diario y revista) para darse cuenta de lo que significa esta apuesta. Acá también cuenta una cultura participativa, equipos de trabajo conformados por periodista, diagramador, programador, etc. En algunas redacciones existe el área de “virales” cuyos profesionales son los encargados, precisamente, de viralizar una producción online.

6.Los algoritmos influencian en la programación de contenidos. Pero, ¿es su aplicación la transformación definitiva de la búsqueda acerca de qué le interesa a la audiencia o dónde está el público? Si esto es así, y dado que detrás de esas fórmulas matemáticas hay personas, seres humanos que los van codificando, nada queda exento de cualquier ideología hegemónica. Hoy, medios tradicionales como The New York Times o The Washington Post organizan sus contenidos jerarquizados por los clics que dan los usuarios. O bien, usan un algoritmo para saber si una producción periodística tendrá o no impacto y cuál será su audiencia; la posibilidad de viralizarse y alcanzar la mayor cantidad de lectores.

7.Los “periodistas robots” existen. El diario francés Le Monde, entre otros, los usa. Permiten publicar de manera rápida un gran volumen de textos y así, aumentar la audiencia del sitio en internet y posicionarse mejor en los buscadores de la web. Aunque los lectores/usuarios no lo hayan percibido, estos robots llevan escrito miles de artículos. Son programas relativamente simples capaces de crear contenidos a partir de datos.

8.Relación entre el usuario y el contenido. Esto se mide y es determinante. Según Lee Rainie y Barry Wellman tanto internet, las redes sociales como los smartphones están conformando un nuevo “sistema operativo social”. Una nueva sociedad/red que es necesario conocer. Por el momento, esa relación en términos de los medios de prensa, miden cuánto tiempo pasa un usuario en un sitio web, cómo es su lectura, qué palabras llaman su atención, qué títulos los atrapa, qué noticias son las más leídas. Así, se van jerarquizando los artículos y las noticias, con esta suerte de edición que devuelven los lectores online. En la última Global Editors Network, el año pasado en Viena, planteó la necesidad de desarrollar un software que anticipe a los intereses de las personas, a modo de administrar las enormes bases de información que “la nube” tiene sobre nuestras conductas (datos).

9.Narrativas transmedia. Henry Jenkins, experto en comunicación y periodismo, fue uno de los primeros en hablar de este concepto. Los productos transmedias ofrecen la posibilidad de identificar nichos de audiencia donde contar historias y usar las plataformas que logren mayor impacto e interacción, lo cual habla de una cultura participativa (participatory culture) que tiene la era digital. Esto también se aplica al periodismo. Y es la gran diferencia de la new media versus los medios tradicionales. Los dispositivos móviles dan la posibilidad de tomar fotos, grabar videos y audios, escribir textos y viralizar esos contenidos que deben ser líquidos, adaptables a varios formatos y plataformas. Más visuales e interactivos.

10.La fidelización de los lectores y la marca. Es un desafío que forma parte del nuevo ecosistema. Los medios tradicionales intentan lograrlo con una oferta de “calidad” (sobre todo, en lo que al periodismo gráfico se refiere). Se puede discutir el término “calidad”. Pero por el momento, en el caso del diario papel, se da por supuesto que se trata de artículos de fondo, análisis, columnas de opinión de especialistas. Algunos especialistas sostienen que el lector quiere disponer de un diario comprimido, hecho con sus temas predilecto. Solo por mencionar el que tuvo el cambio más notorio, en su remodelación. Y en esto también juega el “personal brand” que La Nación comenzó a desarrollar con una aplicación para que los lectores siguieran a un periodista (editorialista generalmente). Es una manera de fidelizar a la audiencia a través de formadores de opinión. Pero también, en esa búsqueda de calidad, los medios buscan fidelizar a los lectores que ya tienen cautivos. Fidelizar a los fieles que ya tiene la “marca”, la identificación con el medio.

Este es el panorama que, como dije al comienzo, lo defino como inestable.
Muta y va generando nuevos desafíos por alcanzar a una audiencia cada vez más fragmentada.

Alba Piotto es autora de “Pantallas. Cómo entramos y salimos de estos espejos oscuros donde el valor de la información domina nuestros consumos” (Letras del Sur, 2016)

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